Cuando eramos niños, irse a la cama tarde era motivo de alegría y una forma de sentirnos como "niños grandes". Con el tiempo, dormir se va convirtiendo en parte importante de nuestra agenda. En la adolescencia, dormía como si fuera un oso en plena hibernación. Si hubiera podído, pasar más de 8 horas en la cama no hubiera sido ningún problema. Las dudas adolescentes, la confusión y el estado de constante estupidez eran más tolerables con muchas horas de sueño previas. Ahora que ya soy un adulto, tengo responsabilidades y no todo es como creía en mis años de infancia, las horas de sueño se convierten en un verdadero momento sagrado y en algo muy esperado. Irónicamente, las ocupaciones, compromisos y demás, hacen que estas horas sean menos cada vez.
Pensar en esta situación trajo a mi mente la colección de Rodarte otoño-invierno 2010/11. Hasta el momento, es una de las que más me ha marcado desde que decidí emprender este viaje de convertirme en un diseñador. La idea de tomar referencias de ese estado mental en el que uno se siente perdido y dividido por dos mundos: vivir de noche y dormir de día; arriesgarse y cruzar un espacio como la frontera entre Estados Unidos y México para conseguir algo de dinero; hacer cosas por amor o no hacerlas; dejar que las cosas pasen o esforzarse; y vivir entre la inocencia y esa obligada idea de tener que crecer; fue algo con lo que me identifiqué. Aclaro que lo de atravesar un límite territorial nunca me ha pasado, pero eso de cruzar una frontera (que no necesariamente es un espacio físico) es algo con lo que nos topamos cada vez que hay un obstáculo. Tener en mente que existe algo que nos separa de lo que queremos y que hay que buscar una forma de solucionarlo es para mí el momento en el que surgen las mejores ideas, los sentimientos más puros, las risas más sinceras y las lágrimas más dolorosas.
Los zapatos son otra de las cosas que me atrajo poderosamente cuando vi esta colección. Estos tenían un tacón que asemejaba a las velas cuando se consumen y tenían una luz en el interior. Tal vez estoy buscando significado a cosas que tal vez no lo tienen, pero, ¿quién no se ha sentido consumido completamente y necesita una pequeña luz para ponerse de pie y seguir adelante? Creo que el trabajo de las hermanas Mulleavy, creadoras de Rodarte, puede tener diferentes lecturas. Eso es lo que me parece interesante de ellas, que no solo buscan diseñar ropa, sino contar una histroria e introducirnos en un universo nuevo. Además, inspirarse en algo no tan "bonito" como las divas de los 50's o la cantante famosa de turno y cosas así para crear una colección, tiene su mérito.
El desvelo puede ser algo molesto, incómodo y que nos hace funcionar como completos estúpidos. Pero si lo vemos desde otra perspectiva, puede ser el indicio de que estamos haciendo algo con nuestra vida, de que luego de cruzar la pared hay algo mejor, que los esfuerzos traen consigo recompensas, que las cosas que toman tiempo valen la pena etc, etc. Perdón por el momento de psicología barata, pero necesitaba tiempo para poner algunas ideas en orden y una excusa para hablar de Rodarte.
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