Si hay una cosa caracteriza a la moda, es el constante cambio que
mantiene. Los diseñadores nos ofrecen distintas opciones para ser
vestir a lo largo del año. Hay más temporadas, cápsulas, re ediciones,
interpretaciones, nuevos materiales, tallas para todos y un enorme
abanico de posibilidades. Para los que nos gusta la moda, el asunto no suena
del todo mal. Bueno, es malo cuando recordamos que nuestro
presupuesto es limitado y aún no nos hemos ganado la lotería. Para los que no
están interesados, parece todo meramente comercial y banal.
Pensando un poco al respecto, me he preguntado si nosotros
cambiamos tan rápido como las modas que usamos. Estamos
consumiendo prendas de vestir, accesorios, zapatos, productos para el cabello y
otras cosas. Nuestro exterior se modifica cada cierto tiempo, pero ciertas cosas de nuestra vida permanecen siempre iguales. Esto no
tiene nada de malo, si se trata de sentimientos y valores. Pero, ¿qué pasa
cuando hablamos de metas personales, relaciones malas y tóxicas, vida profesional y otras
cosas? ¿Estamos dispuestos a cambiar cosas tan rápido como cuando sacamos la billetera
y pagamos por algo para sumarlo a nuestro clóset? ¿Usamos la ropa como un modo
de agregar cierta emoción a la vida, porque en el interior no tenemos nada que
lo haga?
No quiero que esto suene a libro motivacional barato, pero
últimamente la vida me ha hecho reconsiderar esa resistencia al cambio. Aunque
me atreva a usar algo que muchos no se animen a llevar, siento mucho
miedo cuando debo dejar una cosa por otra, cuando debo dejar de ir a la derecha
para ir a la izquierda, cuando debo dejar de ver a algunas personas y empezar a
frecuentar a nuevas, cuando debo ir más rápido de lo usual, cuando tengo que decir
o hacer cosas que me ponen nervioso, etc., etc…
Últimamente, he sido bastante impulsivo e hice cambios rápido y sin pensarlo. Hasta el momento, ha resultado bastante
bien. Es un poco doloroso y extraño al principio, pero al menos el 90% de las
veces vale la pena salir de donde estamos. Si las cosas van bien, ¡genial! Si todo sale mal, es porque alguna lección debíamos aprender.
Escoger una camisa de color, en
lugar de la clásica blanca que siempre usamos puede hacer una diferencia
grande. Todo es cuestión de dar pequeños pasos y tener la actitud correcta para que la camisa de color resulte viéndose bien.
Aunque es estúpido comparar las tendencias con los cambios
personales, si los vemos como procesos que se pueden unir, tal vez la vida resultaría
un poco más interesante. También, no habría que tomar el asunto de forma tan
extrema y botar todo. Lo mejor sería hacer como con el clóset cada temporada: dejar ciertas prendas e ir agregando una
que otra cosa distinta. De esta forma, constantemente estaríamos haciendo cosas
nuevas, incorporándolas a nuestras rutinas y lo que ya tenemos sería más
interesante. Aparte de eso, creo que es necesario evaluar y pensar qué tanto vale la pena conservar ciertas cosas y permanecer o no en la zona de confort.
Toda esta idea de cambiar, permanecer, salir y regresar fueron una constante en las colecciones de hombre y mujer de Prada para la temporada primavera-verano 2015. La inspiración de la colección y la forma en que se materializó la idea en prendas me hizo sentirme identificado. Por eso,no podía dejar de usar fotos de la colección para este post.
@mynor_veliz
@36degreesblog
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