Cuando estaba en el colegio, era un poco raro. Bueno, aún lo
sigo siendo, pero ahora estoy más cómodo con la idea. Disfrutaba un montón las
clases que involucraran usar mi imaginación y destrezas manuales. Eso no
quitaba que me interesaran las ciencias sociales, matemáticas, ciencias naturales y
demás. Pero encontraba muy divertidos esos momentos en los que tenía la
oportunidad de materializar una idea. Por algo, creo que terminé cobrando a
algunos de mis compañeros por hacerles las tareas de artes plásticas, tarjetas y otras cosas. Aunque
también, me topé con algunos problemas, porque algunos pensaban que era “raro”
que prefiriera pasar una tarde pintando, en lugar de salir a “jugar pelota”. Me
encantaba estar al aire libre, correr, caminar y hacer otros deportes, pero
nunca se me dio el fútbol. De igual
forma, admiro a quienes se dedican en cuerpo y alma a él.
Conforme fui creciendo, me di cuenta que el asunto de ser creativo
iba a causar un poco más de incomodidades que un par de comentarios. El “mundo
real” no está diseñado para personas que llevan su ritmo de pensamiento de
forma distinta. Con esto, no estoy diciendo que es un sufrimiento y un martirio,
solo que cuesta un poco más adaptarse a muchas de las cosas que para algunos
son más “normales”. Por ejemplo, trabajar con “tiempos”, puede ser una especie
de deporte extremo. No es que no se pueda hacer, pero siempre tienes un atraso,
una corrección de última hora, una idea que surgió a último momento o te
arrepientes de algo que hiciste y ves cómo lo arreglas. Tratas de ser lo más
puntual posible, pero algunas veces, es difícil cumplir con el deadline.
Necesitas sentir lo que estás haciendo, empaparte de ideas y creer en lo que
estás involucrado. Para otros, es solo cuestión de hacerlo y ya.
También, las emociones vienen y van, con la velocidad de una
manada de caballos salvajes. En la sociedad, se nos ha enseñado que estar en
contacto con nuestras emociones es señal de ser débiles. En realidad, creo que
es un signo de fortaleza hacerle frente a esas cosas y no huir. Además, son
parte importante del proceso creativo. Serás siempre tema de conversación,
porque a veces prefieres quedarte en casa trabajando en lo que te apasiona. No
importa que horas sean, estarás horas dibujando, cortando tela, escribiendo,
tomando fotos o cualquier otra cosa.
Para muchos, es una especie de suicidio social, pero para ti es sensato
intoxicarte con tu arte y ver salir cosas de tu mente y tus manos.
Explicar constantemente el porqué de tus acciones es algo
que se volverá el pan diario. La gente no entenderá muchas de las cosas que
dices o cómo las planteas. Ahí estarás explicando por horas, a veces con nulos
resultados. Lo bueno, es que desarrollas fortaleza y crees tanto en lo que
haces, que nada ni nadie te hacen cambiar de opinión. Con el tiempo, comprendes
que ir contra corriente va a ser “normal”, al menos para ti.
Siempre te toparás con gente que pensará que eres raro o que eres un desastre. Esto no es tan malo, porque te aleja de personas que realmente no hacen nada productivo en tu vida. Te acerca a otras que comparten pasiones similares o que a pesar de que no entienden todo lo que haces, no te juzgan y comparten parte importante de tu vida. Además, le dan equilibrio.
Esto no es una queja, más bien una forma de explicar algunas
cosas que muchos vivimos a diario, no necesariamente personas creativas, sino
que no tienen gustos similares a los de todos. Es más, me sirvió como
inspiración para crear un look con ropa de Tiendas Megapaca. Esta vez, fui a
una exposición de arte, de esas cosas que a veces me gusta visitar y que muchos
piensan es una pérdida de tiempo. Tomé referencia del clásico look de artista,
que se relaciona mucho con los beatniks de los 60 y sus camisas de cuello de
tortuga y botines. Para traerlo a la actualidad, le agregué unos jeans rotos,
un saco de gris y unas Chelsea boots.
Saco, camisa, zapatos y sombrilla: Tiendas Megapaca
Productos para la barba: Jabones Savon
Fotos: Rob García
Te puede interesar leer: Los opuestos se atraen
No hay comentarios:
Publicar un comentario