domingo, 12 de abril de 2015

Aire fresco



Hace algunos días, tenía muchas ganas de comer pizza. Pasé con el antojo, casi por una semana completa. Cuando por fin comí el esperado manjar, no puede parar y comí más de lo que debía. En ese momento, me sentí satisfecho. Al pasar algunos días, comí más pizza, en cantidades poco sanas. Al parecer, mi antojo era un poco insaciable. En la noche, mi estómago era el que pagaba las consecuencias. El asunto terminó en que no quiero ver pizza, al menos en un par de meses.

Lo anterior, me llevó a pensar en un par de situaciones relacionadas con la ropa y con la vida diaria. A veces, tener mucho de algo que nos gusta puede ser una sobredosis de felicidad. Con el tiempo, todo puede llegar a volverse monótono y aburrido. Cuando tenemos demasiado de algo llega un punto en que se necesita ir por otra cosa. Si no, nos estamos asegurando una futura indigestión, enojo o cualquier otra cosa. Tener siempre lo mismo, aunque nos guste demasiado aburre. Todo se vuelve tedioso, dejamos de tener entusiasmo y empezamos a actuar de forma rara. Por eso, es importante tener un poco de variedad en todo.

Con la moda es así. Cada temporada, tenemos algo distinto. Cosas que nos hacen cuestionar la zona de confort y ver un poco más allá de lo que se supone amamos y no queremos dejar. Conforme pasa un poco de tiempo, empezamos a querer algo nuevo y lo que tenemos en el clóset se nos hace aburrido, así que empezamos a cambiar. Esta regla no aplica a las prendas básicas, porque siempre tienen algo que las hace sobrevivir a las transformaciones y los cambios de humor, temporada y presupuesto.

Me gusta mucho la ropa, amo todo lo que esta puede hacer por nosotros y la gran variedad de visiones que se pueden tener sobre ella. Pero a veces, me aburre un poco el mismo enfoque, la idea de que todo es glamur, alfombras rojas, pasarelas y gente famosa. “The Devil Wears Prada”, creer que todo gira en torno a lo que dice Vogue y Anna Wintour; la obsesión que existe por palabras como “Editor”, “front row”, “modelo”, “VIP” y “Haute Couture” me aburre un tanto. Todo esto es parte de algo que me gusta mucho, pero se vuelve tedioso y monótono.

Cada vez que tengo la oportunidad de tener una bocanada de aire fresco, mi ser se llena de felicidad, se renueva y se limpia de lo viejo. Ver lo que la gente usa en la calle, conocer tendencias nuevas, ver otras culturas y tener una dosis de realidad es algo que cualquier amante de la moda debería de tener de vez en cuando (en realidad debería ser un ejercicio usual, para salir de la burbujita).

Esta vez, tuve el gusto de recibir algunas imágenes de las calles de India con lo que usa la gente en su día a día, uno que otro local de ropa callejera y otras cosas. Agradezco infinitamente a mi querida amiga María José, por tomarse el tiempo de hacer estas imágenes durante su viaje por aquellas tierras y compartirlas conmigo. No puede imaginar lo feliz que fui al verlas. Los colores, la gente, las combinaciones y el entorno son algo imperdible. Y pues sin más preámbulo, acá les van. Espero las disfruten tanto como yo. 















Gracias por leer. No se olviden de seguirme en Instagram, para tener conocer qué es lo que me inspira, me gusta, me pongo y las cosas que ando haciendo.