domingo, 26 de octubre de 2014

A la espera


Desde que recuerdo, los últimos meses del año son mis favoritos. Esto no solo porque dejaba de ir al colegio, sino por el clima y los increíbles celajes que podía ver desde el techo de mi casa. En estas fechas, mi papá y yo hacíamos barriletes (cometas en otros países), que luego volábamos en el campo que hay frente a la casa. También tomábamos largas caminatas junto a mis hermanos y mis perros, montábamos bicicleta, íbamos de paseo al bosque y nos preparábamos para celebrar la navidad.

Además de los buenos recuerdos de infancia, esta época siempre la he asociado con cambios e inicios; siempre pasa que empiezo con nuevos proyectos, relaciones, empleos y demás en estos meses. Algo extraño tiene el universo que provoca que se rompan o aten cabos al acercarse el fin de un año. Creo que ya me acostumbré y siempre me mantengo a la espera de ver qué pasará. Este 2014 no fue la excepción y las cosas llegaron antes de lo previsto. Sé que aún faltan más.  

La ropa es otra cosa que me entusiasma mucho. Tengo una enorme colección de ropa para el frío, pero muy pocos meses para usarla.  Soy de esos que sienten las primeras brisas frías y ya han sacado sus abrigos, suéteres, bufandas, botas y demás. Aunque en Guatemala el frío no sea tan intenso como en otros lugares, no puedo dejar de emocionarme.  

Como la oferta de ropa de invierno acá es limitada, he tenido que hacerme de algunos básicos que me han acompañado a lo largo de algunos años. En este caso, mi trench coat no me abandona. Aunque esta prenda es más adecuada para la lluvia, me gusta llevarla con un suéter u otra chaqueta para que dé más calor. Para no verme como un retrato, busco algunas prendas o accesorios para dar un toque distinto. Esta vez mi gorro de piel y un suéter tejido con un diseño geométrico son los puntos focales. Traté de mantener todo muy sencillo y usar una paleta de colores monocromática para dar mayor interés a las texturas y las proporciones de las prendas. 







Trench Coat: Tiendas Megapaca
Suéter tejido: Tiendas Megapaca
Gorro de piel: Vintage
Pantalón skinny: Zara
Botas: Steve Madden
Fotos por: Fer Cho

Ahora solo me queda prepararme para todo lo que se avecina.
Gracias por leer este espacio.
Mynor Véliz

lunes, 6 de octubre de 2014

Moverse de un sitio a otro


Si hay una cosa caracteriza a la moda, es el constante cambio que mantiene. Los diseñadores nos ofrecen distintas opciones para ser vestir a lo largo del año. Hay más temporadas, cápsulas, re ediciones, interpretaciones, nuevos materiales, tallas para todos y un enorme abanico de posibilidades. Para los que nos gusta la moda, el asunto no suena del todo mal. Bueno, es malo cuando recordamos que nuestro presupuesto es limitado y aún no nos hemos ganado la lotería. Para los que no están interesados, parece todo meramente comercial y  banal.



Pensando un poco al respecto, me he preguntado si nosotros cambiamos tan rápido como las modas que usamos. Estamos consumiendo prendas de vestir, accesorios, zapatos, productos para el cabello y otras cosas. Nuestro exterior se modifica cada cierto tiempo, pero ciertas cosas de nuestra vida permanecen siempre iguales. Esto no tiene nada de malo, si se trata de sentimientos y valores. Pero, ¿qué pasa cuando hablamos de metas personales, relaciones malas y tóxicas, vida profesional y otras cosas? ¿Estamos dispuestos a cambiar cosas tan rápido como cuando sacamos la billetera y pagamos por algo para sumarlo a nuestro clóset? ¿Usamos la ropa como un modo de agregar cierta emoción a la vida, porque en el interior no tenemos nada que lo haga?


No quiero que esto suene a libro motivacional barato, pero últimamente la vida me ha hecho reconsiderar esa resistencia al cambio. Aunque me atreva a usar algo que muchos no se animen a llevar, siento mucho miedo cuando debo dejar una cosa por otra, cuando debo dejar de ir a la derecha para ir a la izquierda, cuando debo dejar de ver a algunas personas y empezar a frecuentar a nuevas, cuando debo ir más rápido de lo usual, cuando tengo que decir o hacer cosas que me ponen nervioso, etc., etc…



Últimamente, he sido bastante impulsivo e hice cambios rápido y sin pensarlo. Hasta el momento, ha resultado bastante bien. Es un poco doloroso y extraño al principio, pero al menos el 90% de las veces vale la pena salir de donde estamos. Si las cosas van bien, ¡genial! Si todo sale mal, es porque alguna lección debíamos aprender. 

Escoger una camisa de color, en lugar de la clásica blanca que siempre usamos puede hacer una diferencia grande. Todo es cuestión de dar pequeños pasos y tener la actitud correcta para que la camisa de color resulte viéndose bien.



Aunque es estúpido comparar las tendencias con los cambios personales, si los vemos como procesos que se pueden unir, tal vez la vida resultaría un poco más interesante. También, no habría que tomar el asunto de forma tan extrema y botar todo. Lo mejor sería hacer como con el clóset cada temporada: dejar ciertas prendas e ir agregando una que otra cosa distinta. De esta forma, constantemente estaríamos haciendo cosas nuevas, incorporándolas a nuestras rutinas y lo que ya tenemos sería más interesante. Aparte de eso, creo que es necesario evaluar y pensar qué tanto vale la pena conservar ciertas cosas y permanecer o no en la zona de confort. 

Toda esta idea de cambiar, permanecer, salir y regresar fueron una constante en las colecciones de hombre y mujer de Prada para la temporada primavera-verano 2015. La inspiración de la colección y la forma en que se materializó la idea en prendas me hizo sentirme identificado. Por eso,no podía dejar de usar fotos de la colección para este post. 

@mynor_veliz
@36degreesblog