martes, 23 de junio de 2015

San Judas, patrón de las causas perdidas



De unas semanas para acá, “Hoy big, how blue, how beautiful” de Florence + The Machine se ha convertido en mi disco favorito. La razón: los diferentes estados de ánimo que se reflejan en cada una de las canciones. Pero hay una que me atrapó desde las primeras notas. 


“St. Jude” me dejó un sabor de boca raro cuando recién la escuché. Por un momento, pensé que a la mitad de la canción, Florence dejaría salir todo el poder de su voz y mis tímpanos iban a tener un orgasmo. No fue así, en ningún momento hay sobresaltos. Todo es demasiado pacífico y tranquilio, algo que puede resultar perturbador, más cuando se analiza cada verso de la canción y se sabe que se dio por vencida y está desesperada. Creo que en eso reside la belleza de la canción, en lo vulnerable y emocional que se muestra, sin caer en lo obvio y trillado de elevar la voz y gritar. Ella se queda con lo esencial y se despide de todo lo que pueda resultar excesivo.

La idea de mezclar algo tan profundo, como  darse por vencido al punto de dejarlo a una fuerza sobrenatural, pero mantener la simplicidad es algo que me atrapó. A veces, tenemos tantas cosas en la cabeza, que lo primero que queremos hacer es gritarlo a los cuatro vientos y decir “Estoy mal, me está pasando esto”. La calma nunca es una opción. Pero, ¿cómo sacar eso de nosotros sin ser una bomba de tiempo? 



La ropa a veces me sirve para eso. Dejo salir lo que tengo dentro con lo que llevo, con colores, con cosas que me hacen sentir protegido, que me dan comodidad o se sienten bien. Contrario a lo que a veces proyecto, no siempre quiero ser un libro abierto, ni decir todo lo que tengo en la cabeza. Solo quiero dejar que las cosas pasen, sufrir un poco en silencio, que todo tome su lugar o que tenga que recurrir a alguien, como San Judas. A veces, mantener un perfil bajo es mejor. Por eso, creo que el negro y el blanco nunca faltan en lo que me pongo. 



Esta vez, llevo una chaqueta frac, un pantalón recto (que arreglé y volví skinny), una camisa blanca, unas chelsea boots de cuero y un sombrero que encontré en Tiendas Megapaca. Tal vez la combinación no grite sencillez, ni sea muy discreta para algunos, pero a veces lo simple resulta más atrayente que lo recargado y exagerado, así como pasa con la canción de Florence.  







Dirección de Arte: Alexander Ayala