lunes, 21 de marzo de 2016

Señales de advertencia



Hace algunas semanas, andaba por zona 14 en horas de la noche. Realmente, no recuerdo que hacía por ahí. Solo sé que era un viernes y tenía muy presente que al día siguiente haríamos fotos con Rob, así que eché un vistazo rápido a algo que pudiera resultar interesante. Pasé por una de las calles que está cerca de la galería Rosas Botrán, presté atención a los árboles, se me ocurrieron un par de ideas y regresé a mi casa

Al día siguiente, empezamos a hacer fotos en zona 10 y acabamos en zona 14, muy cerca de donde había conducido en la noche anterior. Parqueé el carro y mientras caminábamos, empecé a recordar la calle. Pensé que era un punto perfecto para la toma que tenía en mente. Mientras caminabamos, Rob hacía tomas casuales,hasta que llegamos a la calle en la que pasé la noche anterior. 
En mi mente, la calle estaría vacía e iba a ser perfecta para tomar una foto en la que yo estaría a la mitad y se vería la fila de árboles del centro. Lamentablemente, no podía ser así. Uno de los árboles del arriate central se había caído, tapando por completo el paso. Me pareció raro, porque aparentaba ser un árbol sano, el viento era fuerte, pero no exagerado y no se notaba que un carro lo hubiera botado. 

La toma que quería nunca iba a ocurrir. Los carros tenían una fila enorme para tratar de esquivarlo y había gente tratando de cortar las ramas y la policía municipal pensando cómo moverlo. Igual, pensé que era una buena idea para hacer algo diferente. Siempre hay que ver lo bueno de ciertas situaciones y ser flexibles cuando las cosas no ocurren como esperamos. A veces, hay cosas que creemos serán de una manera, pero resultan siendo de otra forma. Salió una buena foto, una anécdota interesante de todo esto y varias lecciones que ahora comprendo mejor. 

Durante algunas semanas, he estado atravesando por muchos cambios y situaciones que me han mantenido ocupado (tal vez por eso no he publicado tan seguido como quisiera) y me han hecho probarme a mí mismo que siempre es bueno tener un plan b, c y, si se puede, un d. Muchas de las cosas que planificamos pueden salir mal, hundirse al inicio o tener cosas malas que no vimos desde el inicio, y caer como el árbol, sin ninguna razón en especial. 

Desde el 1 de enero, hacia acá, podría resumirlo todo como: muchos cambios laborales, accidentes automovilísticos, problemas personales y otras cosas para las cuales no tenía ningún plan de emergencia. Ocurrieron y ahora es tiempo de ver cómo solucionar todo, mientras busco el lado bueno. Sé que no será tan fácil como el asunto de la foto y el árbol, pero tengo en mente que de esto sacaré muchas cosas buenas. Solo puedo decir que uno no se da cuenta del potencial que se tiene, hasta que algo nos hace darnos cuenta, así como ocurre con una señal de alarma, que nos obliga a actuar.

Y se preguntarán, ¿qué tienen que ver todo esto con mi look? Pues, el color naranja es uno de los más usados para advertir, dar una señal de que algo puede ocurrir y que hay que mantener los sentidos alerta. Encontré un abrigo de verano, bastante ligero, que no pude evitar comprar en Tiendas Megapaca y que me pareció genial para usar en esos días en los que no hay demasiado calor, pero el frío no es extremo. Además, es muy fácil de llevar con prendas básicas y darle un pop de color a un atuendo de tonos apagados. El clima actual amerita estar preparado para cualquier eventualidad. Aunque sea un poco agotador, no está de más preparar nuestro vestuario, tener los ojos más abiertos, prepararse para cualquier eventualidad y tener en mente que todo puede cambiar de la noche a la mañana y que nuestra actitud al respecto hará una gran diferencia en cómo tomemos las cosas. De ahora en adelante, estaré muy pendiente de las señales de advertencia. Lo he aprendido bien. Las cosas no siempre son lo que uno espera. 

Abrigo, playera, gorro y tenis: Tiendas Megapaca
Corte de pelo y arreglo de barba:  Baron’s Guatemala
Productos para la barba y piel: Jabones Savon 
Fotos: Robinson García 






































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The Fashion Beardo: Enfrentando mis fobias

martes, 26 de enero de 2016

Lo que está detrás de cada casualidad



Las casualidades son parte esencial de la vida. A veces, son buenas y otras completamente desagradables. De un momento a otro, las cosas y tu camino pueden cambiar. Sin proponértelo, el camino que habías tomado vira hacia el lado donde se supone no ibas. Eso no está mal. Al contrario, son de esas cosas que le dan emoción a la vida. Imagínense las pocas historias que tendrían para contar si todos en sus vidas salieran como ustedes esperan o fuera perfectamente planeado. Seguramente, cualquier reunión seria aburrida, porque no habría buenas anécdotas qué contar, para reír, llorar o impresionarse. Los libros, películas y demás serían materiales planos, sin esas cosas que ocurren en sus tramas “casualmente”.

La vida constantemente nos sorprende, gratamente o de forma desagradable. Nuestra existencia se nutre con estas cosas que llegan de la nada. Personas, música, comidas, conversaciones, encuentros, libros, películas y ropa se convierten en algo importante en nuestra vida, porque llegan en el momento y lugar perfecto. Tal vez, en el rato nos preguntamos o cuestionamos el porqué o para qué sucede, pero con el tiempo lo comprendemos.

Con la ropa he tenido muchas casualidades. Hay prendas que han llegado en el momento correcto, que se han convertido en algo importante o han marcado un antes y un después de algo que ha sucedido. Con la última que he tenido este tipo de sentimiento es con un saco de doble botonadura color gris y corte recto. Cuando lo encontré en el vestidor de Tiendas Megapaca. Cuando lo vi colgado, imaginé que la persona que estuvo antes que yo no se lo probó. Y pues, estaba ahí como diciendo "llévame contigo". No sabía para qué me iba a servir. En mi mente, quería uno de color negro, pero luego vi que se veía genial y me lo llevé. Luego de eso, se ha convertido en parte importante del año que pasó, y seguramente de este también.

El saco ha ido conmigo a muchas partes, lo he usado en muchas oportunidades y de muchas formas. Incluso, ya hice un post con él, pero me sigue pareciendo genial. Topármelo fue de esas sorpresas que dan emoción a un día aburrido.  Espero que el saco conhttps://www.facebook.com/JabonesSavon/?fref=tstinúe mucho tiempo conmigo, y no se vaya de mi guardarropa tan rápido como llegó, como ha sucedido con muchas cosas en mi vida en los últimos meses. Ya veremos qué casualidad hace que esta prenda siga estando ahí o se vaya.

Pantalón, saco, playera, pañuelo y zapatos: Tiendas Megapaca 
Teléfono: Huawei P8 
Productos para barba: Jabones Savon 
Locación: República






lunes, 11 de enero de 2016

Enfrentando mis fobias



Desde que somos pequeños, hay cosas que nos asustan. Ya sea el monstruo que está bajo la cama, el “el ropavejero” o a los payasos. Todos tenemos algo que nos hacía repensar nuestra seguridad cada vez que estábamos a oscuras. Con el tiempo y un poco más de conocimiento, nos dimos cuenta que estas cosas no eran reales, ni nos harían daño y que solo estaban ahí habitando nuestra imaginación.

Al crecer, hay cosas que nos asusta igual o peor que cualquier cosa sobrenatural de la infancia. Hablar con nuestro jefe, mandar un mail a alguien que no queremos, escuchar ese voice note de Whatsapp que sabemos tiene malas noticias, responder una llamada de alguien con quien peleamos o usar alguna prenda de vestir. Esto último es lo que más interesa en este espacio.

Si hacen una revisión a su cabeza, seguramente encontrarán algo a lo que le tienen un poco de pavor. En mi caso, como mencionaba en un post anterior, no me gusta todo lo que me recuerde a un uniforme. Tengo más de 10 años de no usar una camisa polo y muchos más de no usar un chaleco tejido.  Hasta hace poco, me compré una camisa polo. Le elegí, porque no tenía el tradicional cuello elástico y tenía unos zipperes en los hombros. Ese detalle la alejaba de la clásica camisa polo. Con los chalecos, la historia es diferente.

Con la llegada de Alessandro Michele a Gucci,  y otros movimientos en la moda actual, la estética geek se ha impuesto de nuevo. Vista desde una óptica nostálgica que mezcla distintas eras, resulta mucho más atractiva y menos cliché. Esa fusión entre estampados setenteros y la estética colegial me resulta bastante interesante, así que no me pude resistir a intentar algo con un chaleco tejido.

En una visita a Tiendas Megapaca, conseguí un chaleco azul marino, que he combinado con una camisa con un estampado pequeño, muy  al estilo de los años setenta. Además, agregué unos pantalones de corte Slim y unos mocasines de color café. Este look se aleja un poco de lo que suelo usar habitualmente, pero me sirvió para enfrentar mi fobia hacia los chalecos.  ¿Ustedes tienen alguna prenda a la que le tengan miedo? 

Chaleco, camisa y zapatos: Tiendas Megapaca
Productos para la barba: Jabones Savon
Locación: República 
Teléfono: Huewei P8














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martes, 5 de enero de 2016

El verdadero significado de la ropa




Hay veces en las que simplemente no tengo una respuesta específica para lo que me pongo. Solo tomo algo y lo llevo puesto junto. No hay algo detrás, super poderoso o ultra significativo, más allá de que me gusta mucho o me hace sentir cómodo.

Esto me pasa más seguido de lo que parece. Aunque muchos crean que paso horas buscando qué usar (que a veces lo hago), en muchas ocasiones es una reacción muy básica e instintiva. Abro la puerta del clóset, tomo un par de artículos, reviso en mi mente si se ven bien juntos y luego el calzado o una chaqueta para complementar. El significado o lo que me hacen sentir las prendas se lo otorgo ya cuando está encima de mí. Antes de ese proceso, pues me encantan, pero no es lo mismo verlas colgadas, que sobre sí mismo.

Rei Kawakubo, mente creativa detrás de Comme Des Garcons, siempre ha hablado del fuerte significado que adquiere la ropa al llevarla y lo mucho que tiene que ver con el entorno social. “La moda es algo que se puede unir a uno. Te la pones, y a través de esa interacción, nade el significado de la misma”, es una de sus frases más populares y una de más más ciertas. Si lo pensamos fríamente, muchas cosas que usamos no serían lo mismo sin lo que nosotros les aportamos, sin el valor que para nosotros tienen o los momentos que viviemos con ellas. En mi caso, casi todas las prendas de mi armario tienen una historia interesante. Y pues, las prendas con trozos rotos o hechas a mano tienen un espacio especial en lo que me pongo. Me hacen sentir como si llevara una especie de trofeo. Las primeras, por haber sobrevivido y resistir hasta lo último antes de llenarse de aberturas. Las segundas, porque llevan algo de quien las hizo: su energía, esfuerzo y dedicación.  Este valor lo veo desde que las adquiero, pero toma relevancia, solo hasta que puedo sentirlo, tenerlo sobre el cuerpo y notarlo de forma tangible. Darse esa oportunidad de sentir la ropa, en lugar de solo llevarla porque sí, es algo que todos deberíamos hacer.

En estas semanas, no he podido separarme de mi suéter tejido con algunos agujeros. Los primeros surgieron por accidente. Con el tiempo, yo mismo los abrí más y estiré. En el caso del pantalón, el caso fue similar. Ambas prendas las conseguí en Tiendas Megapaca. En el caso de los zapatos, fueron hechos especialmente para mí por Wanderlust,  con una ilustración hecha a mano por el artista guatemalteco, Luisfer Izquierdo.  Él plasmo en los tenis sus sentimientos y cómo él observa el mundo. No todos los días se puede tener eso. Podría tenerlos en un estante para exhibirlos, pero la diversión empieza al usarlos. La pintura se integra al atuendo, resalta, pero a la vez no compite. 

 Gorro, playera, pantalón y suéter: Tiendas Megapaca
Zapatos: Wanderlust 
Productos para la barba: Jabones Savon 
Locación: República
Fotos: Robinson García  
Teléfono: Huawei P8